Por Elio Antonio

«Me gusta tanto, la quiero tanto«. Así me dijo de esta Revolución, notablemente emocionada María Josefa Mirá San Jorge, en aquel primer encuentro. Ella es vecina del Reparto Obrero y oriunda del antiguo Central Ermita, hoy Costa Rica, municipio El Salvador y es jubilada del sector Salud, donde laboró por 50 años en el frente de farmacia y óptica.
A sus 78 abriles —más bien marzos—, esta hija de españoles (Benigno y Zaida) y viuda de un destacado combatiente de la Revolución (Cap. Juan Bautista Pérez), aún sigue siendo la mujer que no vacila para enfrentar en el barrio, todo lo que considere mal hecho. En el poco tiempo de mi bregar por el Consejo «Rubén López», conociendo a sus personalidades, pienso que esa imprescindible aptitud de María, es la que mejor le distingue y prestigia ante sus semejantes.

Entre certificados de reconocimientos en la sala de su apartamento y en una añeja maleta que funge como archivo también para otras condecoraciones, pase un buen tiempo hablándole de lo que la Unión de Informáticos de Cuba (UIC) quisiera aportar al desarrollo de los consejos populares, mediante el empleo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) ya desplegadas. Más importante me resultó escuchar pasajes de su vida como mujer revolucionaria que, la llevaron a ser Cuadro destacado del Estado y del Gobierno (2000), Mejor trabajador en la categoría de Dirigente y Diputada a la Asamblea Nacional en dos legislaturas (por Baracoa y por Maisí) entre otros cargos y distinciones.
No obstante a lo acreditado en esos documentos formales, María Mirá desea que el mejor reconocimiento se lo dé el pueblo que la respeta, aunque alguien se atreva a amenazarla por denunciarlo antes actividades contrarias al buen hacer.

Hoy sus trincheras de ideas están desplegadas en la militancia del Núcleo de jubilados 2 de la Circunscripción 2, Bloque 2; en el CDR 1 «Pepito Tey» de la Zona 15 y en la Delegación 2, Bloque 2 de la FMC.
«Yo soy así por mis padres. Siempre juré que iba a ser como mi papá y lo logré: Trabajé por 50 años.» Con orgullo de sus progenitores, me pidió no dejara de decir esto.
No quiero dejar de mencionar algunas experiencias y otros reconocimientos de esta revolucionaria que “me han estremecido”, como cantara Silvio Rodríguez en su icónica “Mujeres”, de 1978:

- Cinco zafras consecutivas cortando caña (1963-68).
- Condecoración del Consejo de Estado con medalla «Por la defensa de la patria y la unidad del barrio» (2008).
- Desfile en la Plaza de la Revolución José Martí como miembro de las MNR (1962).
- Distinción «23 de Agosto» (1985).
- Fundadora de las Milicias Nacionales Revolucionarias.
- Interventora de Farmacia en el Central Ermita (1959).
- Premio Anual de Salud por la excelencia en el trabajo (1998).
- Recibió la Distinción Vilma Espín, entregada por única vez.
- Reconocimiento por haber obtenido la «Condición Cuadro más Destacado» del sector Salud (2001).
- Reconocimiento por su destacado aporte a la Revolución y contribución al avance de la mujer (2003).
- Reconocimiento por su entrega y consagración al trabajo de la Federación de Mujeres Cubanas (2018).
- Varios reconocimientos de la Asamblea Provincial del Poder Popular y su Consejo de la Administración por los resultados alcanzados en el trabajo, su entrega por entero y con amor al desempeño cabal de la responsabilidad encomendada y su ejemplo personal en el desarrollo de nuestra provincia (1998-2000).
Cada vez me convenzo más de la importancia que reviste la memoria histórica, para construir una sociedad un tilín mejor. Somos lo que somos por lo que hemos hecho, pero hecho por los mejores hijos de la patria en Revolución. Las autoridades del Consejo Popular no deben dejar pasar por alto historias de vida como estas. Cuenten con la UIC para obrar en tal sentido.

En otros sitios
- Si desaparecen los CDR, desaparece la Revolución. Venceremos 2016
- Somos batalladores de la Revolución. CMKS 2020

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